Mientras
limpiaba mi casa encontré un viejo vídeo de unas vacaciones familiares a
Tampico en carretera, entonces recordé cuando solíamos ir a Laredo. Nunca
faltaban las viejas canciones de mi papá desde Rod Stewart hasta Alejandro Sanz
y alguna otra que prefiero no recordar ja! Cada vez que las escucho recuerdo
esos viajes.
(Un clásico de carretera
Creedence Clearwater Revival: Have You Ever Seen The Rain?)
No
era para nada un viaje rápido, 8 horas. Sin tantas paradas y las pocas solo en
gasolineras, eran rápidas. Los sándwiches de pollo con apio y mayonesa de mi
mamá era la mejor comida acompañados de Sabritas y un Sprite.
Imagínate
pasar ocho horas sentada y en ocasiones el paisaje solo era desierto y un
cactus que se repetía mil veces mientras avanzabas, está claro que después de
media hora no había nada nuevo que te asombrara en el horizonte, se volvía
aburrido entonces; cansada y aburrida le pedía a mi papá que encontrara un atajo
para poder llegar más rápido a casa de mi abue pero no, nunca lo encontramos
jaja!! Obvio no existía pero tenía la esperanza que alguna vez hicieran uno y
evitar tantas horas sentada en un carro.
Al
llegar a nuestro destino las ocho horas no importaban, solo quería bajar del
carro y respirar ese aire cálido por el verano que siempre me recordaba a
Laredo, a mi abue. O si era invierno lo único que quería era atravesar el frío
viento para entrar a la casa que estaría calientita y te recibiría con olor a
pino en cuanto abrieras la puerta del frente, entonces las luces del árbol de
navidad iluminarían mi cara y no podría evitar ver los regalos envueltos con
colores brillantes, señal que la navidad estaba solo a la vuelta de la esquina.
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